La cerveza no es un buen medio de cultivo para el
crecimiento de microorganismos, lo que se refleja en el escaso número de
microorganismos capaces de crecer en ella. La cerveza es además un alimento
seguro desde el punto de vista de la ausencia de microorganismos patógenos.
Existen cinco factores en la cerveza que limitan el
crecimiento microbiano:
1. El bajo pH.
2. El bajo potencial de oxido-reducción.
3. El relativamente bajo contenido de nutrientes, agotados
en su mayor parte por la levadura cervecera.
4. La presencia de alcohol etílico.
5. La presencia de las isohumulonas del lúpulo, de marcado
efecto antimicrobiano.
Estos cinco factores actúan como barreras sucesivas frente
al desarrollo microbiano.
Así, la capacidad para crecer en un medio con pH bajo es una
característica de Lactobacillus, pero la tolerancia a las isohumulonas está
restringida a las cepas cerveceras de este género. El crecimiento de las
bacterias acidolácticas se ve limitado por el bajo contenido de aminoácidos de
la cerveza (que actúan como factores de crecimiento), mientras que el bajo
potencial redox limita el crecimiento de las bacterias acéticas.También la
elevada concentración de anhídrido carbónico disuelto tiene un cierto efecto
antiséptico. Además algunas cervezas contienen conservadores, como anhídrido
sulfuroso y benzoatos, que constituyen otra barrera adicional al desarrollo
microbiano. Por el contrario las cervezas sin alcohol son más sensibles a la
contaminación microbiana, por lo que requieren un tratamiento de pasteurización
más intenso que las cervezas normales.
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