Existen contaminantes para los cuales no se han encontrado
aún microorganismos capaces de transformarlos. La ingeniería genética está
buscando soluciones a este problema. Consiste en desarrollar microorganismos
genéticamente modificados (transgénicos) que sean mejores agentes de
biorremediación.
Para lograrlo se investigan nuevos organismos capaces de
digerir compuestos tóxicos. Luego, se identifica el gen que les permite cumplir
con esa función, y se lo transfiere a otras bacterias que no lo poseen
naturalmente. De esta forma, las nuevas bacterias transgénicas actuarán sobre
un abanico más amplio de residuos. Por ejemplo, se podrían obtener bacterias
capaces de eliminar residuos de cobre, plomo, cromo, cloro, o que degraden
desechos industriales que actualmente no son biodegradables.
La biorremediación ofrece grandes posibilidades. Gracias a
sus ventajas económicas y ambientales, se cree que será una de las tecnologías
más desarrolladas durante este siglo. Sin embargo, aún con estos logros
biotecnológicos, la mejor solución para mantener limpio el medioambiente sigue
siendo no ensuciarlo.
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